El tratado estratégico que controló la migración china a los EU desde México
Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1899 entre México y China
Ludwig Alain Zaragoza Álvarez
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05/12/2011
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Guiados
por la teoría constructivista de las Relaciones Internacionales desempolvamos
el significado del Tratado de México
con China de diciembre de 1899 y el fin último compartido con la política
exterior estadounidense.
Camino
(公路) a
recorrer, hacia donde vamos en este ensayo
En el presente ensayo se utilizarán
herramientas teórico-metodológicas del Constructivismo en Relaciones
Internacionales para abordar el periodo de negociación entre la delegación
china y la mexicana hasta la firma en Washington D.C. del Tratado de Amistad,
Comercio y Navegación de Diciembre de 1899 entre ambos estados. El argumento
principal es que no siendo eficaz el acuerdo internacional promovido por Matías
Romero (el acto del habla como construcción social) entre ambas delegaciones
(las agencias) la razón principal de dicho documento se fundamenta en los intereses estadounidenses
(las ideas) en materia de política exterior en el Océano Pacífico principalmente
el incremento de la inmigración culí de Asia (los agentes), sobre todo de China
(culíes según la RAE; coolie es en
inglés y en un número considerable de artículos en lengua castellana se
presenta equivocado), lo anterior para continuar las políticas de contención
(reglas) que desde 1888 accedieron a detener la mano de obra barata que entraba
hacia el territorio norteamericano y que afectaba su estructura
económico-social.
Los “Méxicos” de las postrimerías del
siglo XIX
El México de las postrimerías del
siglo XIX era claramente diferente según la posición de clase económica
(entendiendo que el estudio de las mentalidades nos remite a la situación
económico-social histórica en la que se encuentra determinada población), las
clases altas beneficiándose de un país en donde las inversiones extranjeras por
instituciones transnacionales sobre todo en comunicaciones, en la minería de
plata y el sistema bancario[1], crecían con miras a
conectar el norte del país con los Estados Unidos[2] mientras que la clase media
migraba a las ciudades donde había mayor índice de alfabetismo y mayores
oportunidades, y la clase baja en la misma dirección que aprovechó la
eficiencia del transporte (el primer ferrocarril databa de 1873, transitaba de
México a Veracruz) y la disminución del precio de los alimentos vivía en la
marginación y pobreza o como apuntara Stephen Haber (1992) “miles de personas
permanecieron atadas a sus comunidades o a las haciendas como peones
acasillados, y en ambas condiciones participaban muy escasamente en el mercado.
Eso no impedía una distribución de una cantidad considerable de periódicos
(generalmente de 4 páginas cada uno) distribuidos en un país de 13’406,000
habitantes con una participación activa de los agentes de oposición al gobierno
de Porfirio Díaz (los hermanos Flores Magón por ejemplo, y debe recordarse que
en opinión púbica los periódicos eran el principal medio de comunicación en
México), ya con 23 años al mando de las decisiones de política exterior en el
país.
Figura
1. México 10 años después la construcción social de integración económica y que
dibuja nuevos rumbos y oportunidades para los 14 millones de habitantes.[3]
Díaz
con “D” de dictador pero también de desarrollo en las relaciones
internacionales
En
su discurso de septiembre 16 de 1899 exponía:
“En
lo concerniente á nuestras relaciones exteriores, me es grato manifestaros que
paz y amistad con todas las naciones continúan siendo su feliz resumen.”[4]
Los
principios de política exterior que nacieron de esa construcción social que se
había gestado durante 69 años de la independencia mexicana de las potencias
europeas, recordaban graves intervenciones y momentos de crisis no sólo con un
enfoque económico (aunque la estabilidad de la política económica dirigida
hacia el “gold exchange standard” [en castellano patrón oro] salvó las perdidas
federales del patrón plata utilizado en el periodo anterior[5]) sino también
de aquellas perspectivas e ideas diferentes[6], los proyectos
de nación contrarios entre liberales y conservadores que se pronunciaban por un
interés nacional distinto (las críticas constantes a los 26 años de dictadura
porfirista y la fundación del Círculo
Liberal Ponciano Arriaga[7]). Durante la administración del presidente Porfirio
Díaz hasta 1899 se habían firmado entre otros el tratado de extradición con
Italia aún no ratificado hasta ese momento (comenzaron a negociarlo en 1894),
el tratado de amistad, comercio y navegación de 1898 con el imperio japonés, El
tratado de amistad y comercio con Holanda, la “favorable acogida” de ciertos
títulos de deuda en Bélgica, Alemania, Francia y Holanda así como de la
asistencia de diplomáticos mexicanos (agentes gubernamentales) al Congreso de
la paz donde se firmaron 3 convenios sobre el arreglo pacífico de
controversias. [8]
En el mundo de las nuevas ideas, el
entorno internacional que impactó en la firma del tratado
Después de la
coronación del nuevo zar Nicolás II en mayo de 1896 y se trazaban las nuevas
rutas de comercio desde Manchuria hasta Vladivostok, mientras la Alemania
beligerante de aquél tiempo se apoderó de algunos puertos chinos lo mismo que
el Japón y los franceses, mientras los estadounidenses se encontraban ocupados
con la guerra contra España de 1898 que se prolongó, creció una ola de repudio
en China, al embate externo e internacional, y se gestó lo que sería al año
siguiente en 1900 la rebelión de los bóxers que proponían con nuevas ideas la
restauración de la familia Ming en lugar de los Qing.[9] China buscaba
su “hobbit del señor de los anillos” recordando lo que dice Denise Dresser
cuando critica la falta de un agente de cambio en la sociedad mexicana[10], solo que los
chinos si se juntaron para unirse en una institución evolutiva para la China de
aquella época. Otro factor importante es la “Chinese Exlution Act” o acta de
exclusión china por donde el 47° Congreso de los Estados Unidos en su sesión
primera de 1882 redactó un documento que con sólo leer el preámbulo (incluso el
título) nos remite a la idea de que la comunidad de chinos en ese país afectaba
diversas localidades para los ciudadanos estadounidenses[11], es decir, que
los agentes y agencias estadounidenses se encargaron de fortalecer sus
objetivos y estrategias de política exterior para la protección de su gente.
Asia allá o Asia acá: directrices de
la política exterior mexicana de 1899 en Asia, específicamente China
Las
negociaciones para el establecimiento de relaciones diplomáticas iniciaron en
1881[12] y Kennett Cott
expone lo siguiente:
“Habrá
perpetua, firme y sincera amistad entre los Estados Unidos Mexicanos y el
Imperio de China, así como entre sus respectivos súbditos y ciudadanos. Unos y
otros podrán ir libremente s los respectivos países de las altas Partes
Contratantes y residir en ellos. Tendrán allí mismo completa protección en sus
personas, familia y propiedades, y gozarán de todos los derechos y franquicias
que se conceda a los súbditos de la nación más favorecida”.[13]
La idea en general que promovía
principalmente en Washington el diplomático y representante de México en los
Estados Unidos Matías Romero Avendaño a través de las embajadas no sólo para el
caso chino sino también para el japonés entre otros (que un año antes se firmó
el mismo tipo de tratado con los japoneses pero con resolutivos diferentes para
un Japón nuevo después de la reforma meijí) sumaba esfuerzos para un ambiente
internacional que exigía los pactos, acuerdos o protocolos de acción en materia
de comercio exterior bilateral, por lo menos entre China y México. Las empresas
ferrocarrileras y navieras también estaban atentas para promover ideas (y obrar
con eso dentro de la perspectiva constructivista hacia el cambio y el inicio de
las relaciones diplomáticas sino-mexicanas) porque el negocio futuro les
convenía aunque los escritores del tomo de Asia en el libro “Historia de las
Relaciones Internacionales de México 1810-2010” perciben una escasa capacidad
de reacción del personal de la representación china en Washington y la difícil
situación de las comunicaciones fluidas entre ambos gobiernos[14].
El tratado, una revelación del
problema con el flujo migratorio hacia México, pero principalmente hacia los
Estados Unidos; una conclusión
La firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de
1899 entre México y China, de veinte artículos y tres lenguas: español, chino e
inglés, ya no pudo ser firmado por su principal promotor el diplomático Matías
Romero pero en vez de él, el doctor Manuel Aspiroz y el representante de China
Wuting-Fang firmaron aquella idea de paz y prosperidad que para las
instituciones gubernamentales que representaban era la correcta en torno a los
temas de comercio y migración.[15] La
importante relación de los Estados Unidos a través de la presidencia del
vigésimo quinto presidente William McKinley y los enviados diplomáticos, generadores
de ideas al exterior del país, del general don Porfirio Díaz lograron la firma
de un documento que para la posteridad habría que reformarse puesto que no se acataban
los ejes rectores del mismo pero no podemos denigrarlo porque contribuyó a cohesionar
el esfuerzo en un régimen internacional adverso donde los Estados Unidos
invertían en nuestro país, tomaban decisiones a gran escala con ese pragmatismo
de los tiempos de Alfred T. Mahan y conducían a la nación mexicana de las
postrimerías del siglo XIX para beneficiar el interés común compartido aunque
eso al fin existe en la mente de las personas que vivieron en esa época. La
preferencia a la migración china hacia el estado mexicano en 1899 generada con
este documento es síntoma, estrategia y acción indiscutible de la Acta de
Exclusión China de 1882 promovida por el Congreso de los Estados Unidos.
[1]
Sandra Kuntz Ficker et al., Historia económica general de México: De la Colonia
a nuestros días, El Colegio de México,
Primera Edición, 2010, Secretaría de Economía. p. 320
[2] Sandra Kuntz Ficker, op. cit, p.
318
[3]
El México (1910) diez años
después de generar a través de sus agencias como el gobierno de la República y
sus agentes institucionales como los embajadores Matías Romero, propuestas para
conectar a México en la lógica internacional y comercial con su vecino país del
norte. Extraído de Sandra Kuntz Ficker et al, op. cit, p. 325
[4] Discurso de Porfirio Díaz al abrir las sesiones ordinarias
del Congreso. Septiembre 16, 1899. Los
presidentes de México ante la Nación: informes, manifiestos y documentos de
1821 a 1966. XLVI Legislatura de la Cámara de Diputados, México, Cámara de Diputados, 1966. Tomo II,
Informes y respuestas desde el 1 de abril de 1876 hasta el 4 de noviembre de
1911.
[5]
Sandra Kuntz Ficker et al., op. cit, pp.372-375
[6]
Recordando a Le Goff con su historia de
las mentalidades (nuevas ideas que generan reglas distintas en las
instituciones desde el constructivismo; aunque la opción de estudio de Le Goff
es utilizada hasta el siglo XX es precursora de lo que hará Nicholas Onuf para
el Constructivismo) La Nouvelle Histoire. París, 1988, p. 10.
[7] “Dirigido
por el descendiente de éste, Camilo Arriaga, y donde participaron importantes
liberales como Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama, Librado Rivera y Rosalio
Bustamante, entre otros” (importantes agentes de cambio para la construcción de
un México liberal) dice el autor Jesus Silva Hérzog en su libro “Breve Historia
de la Revolución Mexicana”, tomo I, México, Fondo de Cultura Económica, 1992,
p.16
[8] Discurso de Porfirio Díaz al abrir las sesiones
ordinarias del Congreso, op. cit.
[9]
Flora Botton Beja et al., Historia mínima de China, El Colegio de México, México DF, Primera Edición, 2010, pp. 251-258
[10]
Denise Dresser. El país de uno, Editorial Aguilar, Septiembre de 2011, México, p. 19
[11] Chinese Exclusion Act (1882) [en línea], Harvard University Library Open Collections Programs, 1° de diciembre de 2011, Dirección URL: http://ocp.hul.harvard.edu/immigration/vcsearch.php?cat=Chinese+exclusion+act
[12]
Mercedes Vega et al. Historia de las Relaciones Internacionales de México,
1810-2010
[13] Kennett Coth, “Mexican Diplomacy
and the Chinese Issue”, 1876-1910, Revista
The Hispanic American Historical Review, número 1, volúmen 67, 1987, pp.
63-85
[14]
Mercedes Vega et al. Op. cit., pp.75-76
[15]
Catalina Velázquez Morales, Tres Migraciones chinas en Baja California
1899-1945, Instituto de Investigaciones Históricas, Revista del IIH, Volumen 1,
Universidad Autónoma de Baja California, [en línea], 1 de diciembre de 2011, Dirección URL: http://www.uabc.mx/historicas/Revista/Vol-I/Numero%201-8/Contenido/Tres%20migraciones.htm
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